Omayra
1985
«Váyanse a descansar un rato y después vengan y me sacan de aquí”.
Esta es la entereza que mostraba Omaira Sánchez hace hoy justo 25 años, atrapada entre el lodo y los restos de su propia casa, con el agua al cuello, mientras las cámaras de televisión retransmitían sus últimas horas de vida.
La fortaleza, valentía y ternura con las que esta niña colombiana de 13 años afrontó los esfuerzos de un rescate imposible, la convirtieron en la víctima más famosa de las más de 25.000 que se produjeron el 13 de noviembre de 1985, cuando el volcán Nevado del Ruiz entró erupción y una avalancha de lodo, tierra y escombros se tragó literalmente a la ciudad de Armero, hasta convertirla en un cementerio gigante.
Esta es la entereza que mostraba Omaira Sánchez hace hoy justo 25 años, atrapada entre el lodo y los restos de su propia casa, con el agua al cuello, mientras las cámaras de televisión retransmitían sus últimas horas de vida.
La fortaleza, valentía y ternura con las que esta niña colombiana de 13 años afrontó los esfuerzos de un rescate imposible, la convirtieron en la víctima más famosa de las más de 25.000 que se produjeron el 13 de noviembre de 1985, cuando el volcán Nevado del Ruiz entró erupción y una avalancha de lodo, tierra y escombros se tragó literalmente a la ciudad de Armero, hasta convertirla en un cementerio gigante.
(youtube)
Casi tres días estuvo agonizando Omaira, con su cuerpo atrapado e inmovilizado entre los materiales expulsados por el volcán,
ante los flashes de los reporteros gráficos y las miradas de los
periodistas y los curiosos, a los que hablaba con una tranquilidad
sobrecogedora, dejando frases como estas:
«Toco con los pies en el fondo la cabeza de mi tía»; «yo quiero que ayuden a mi mamá, porque ella se va a quedar solita»; «tengo miedo de que el agua suba y me ahogue, porque yo no sé nadar, aunque soy de aquí, de tierra caliente»; «estoy preocupada, hoy era el examen de matemáticas», o «mi papá trabaja cogiendo arroz y sorgo en una combinada, mi mamá está en Bogotá, donde mi tío, que es celador de Expreso Bolivariano», entre declaraciones que intercalaba con los comprensibles «tengo frío» y «sed».
«Toco con los pies en el fondo la cabeza de mi tía»; «yo quiero que ayuden a mi mamá, porque ella se va a quedar solita»; «tengo miedo de que el agua suba y me ahogue, porque yo no sé nadar, aunque soy de aquí, de tierra caliente»; «estoy preocupada, hoy era el examen de matemáticas», o «mi papá trabaja cogiendo arroz y sorgo en una combinada, mi mamá está en Bogotá, donde mi tío, que es celador de Expreso Bolivariano», entre declaraciones que intercalaba con los comprensibles «tengo frío» y «sed».
Pero a las 10 de la mañana del sábado 16 de noviembre,
después de comprobar que la opción de amputarle las piernas era
imposible –no contaban con el material quirúrgico y las condiciones
necesarias como para que sobreviviera– y realizar el último intento de
succionar con una motobomba el fango que no paraba de crecer, Omaira
cerraba los ojos.
«No es justo, Dios, no es justo. Después que luchamos tanto y ella aguantó», se lamentaba entre sollozos el médico Mauricio Sarmiento." (ABC, 04/02/2011)
«No es justo, Dios, no es justo. Después que luchamos tanto y ella aguantó», se lamentaba entre sollozos el médico Mauricio Sarmiento." (ABC, 04/02/2011)
"Tenía 13 años y en el momento de la tragedia de Armero vivía con su hermano menor, su padre y su tía.
Su madre, durante la tragedia, se encontraba en Bogotá
en un viaje de negocios. Durante el tiempo que Omayra se mantuvo
atorada siempre estuvo encima de los cuerpos de sus familiares.
Cuando
los socorristas intentaron ayudarla, comprobaron que era imposible; para
sacarla necesitaban amputarle las piernas. Sin embargo, carecían de
equipos de cirugía
y podría fallecer; la otra opción era traer una moto-bomba que
succionara el cada vez mayor fango en que estaba sumergida. La única
moto-bomba disponible estaba lejos del sitio, por lo que solo podían
dejarla morir.
Omayra se mostró fuerte hasta el último momento de su vida, según los
socorristas y periodistas que la rodearon. Durante los tres días,
estuvo pensando solamente en volver al colegio y en sus exámenes.
El fotógrafo Frank Fournier
hizo una foto de Omayra que dio la vuelta al mundo. La fotografía se
publicó meses después de que la chica falleciera, debido a la gangrena gaseosa." (Omaira - Wikipedia)
1988
"Los norteamericanos siguen minuto a minuto la aventura de los cetáceos atrapados en los hielos de Alaska
Estados Unidos se desayuna y se acuesta desde hace más de 15 días con
los ronquidos de tres ballenas, Putu, Siku y Kanik, atrapadas en los
hielos de Alaska, que han desplazado la campaña presidencial de Bush y
Dukakis a un segundo plano.
El rescate de los mamíferos -el más joven,
Kanik, ha muerto víctima de una pulmonía y de su mayor debilidad-,
seguido con minuciosidad por la televisión, se ha convertido en una
operación militar, con gigantescos aviones C-5 Galaxy, helicópteros de
todas clases y, desde ayer, internacional, con la llegada de dos
rompehielos soviéticos. (...)
Les faltan menos de cinco kilómetros para llegar a un mar, con hielos
intermitz-ntes, que les permitirá, sin embargo, viajar hacia el Sur.
Pero se hallaban ayer frente a una minicordillera de hielo de 12 metros
de altura.
La exagerada atención a estos tres animales, en un país en el
que los humanos se rnueren de abandono en la Quinta Avenida de Nueva
York o frente a la Casa Blanca, ha provocado críticas de sociólogos y
científicos que se quejan de que ese esfuerzo, artificial, no se hace
con otras especies en peligro. (...)
Los sociólogos dicen que los mamíferos atrapados se han convertido en
los animales domésticos de todo el país. Los niños, en las escuelas,
siguen metro a metro el avance de las ballenas a las que les sorprendió
la capa de hielo, prematuramente este año, cuando bajaban, en su
migración anual, a las aguas más cálidas del sur de California y México.
Y luego lloran su suerte por la noche. (...)
Ronald Reagan, cuyos recortes sociales han elevado el número de pobres a
la cota histórica de 35 millones, llama a los esquimales, que, por 15
dólares la hora, se afanan en cortar el hielo para que respiren estas
ballenas grises, y les dice que "nuestros corazones y nuestras plegarlas
están con vosotros".
Y no parpadea ante una operación que ya ha costado
un millón de dólares (alrededor de 125 millones de pesetas). Es para él
el triunfo del buen corazón norteamericano, aliado con la iniciativa
privada y unas dosis, las mínimas para no estropear el cuadro del libre
mercado, de ayuda estatal.
Dos jóvenes empresarios emprendedores de
Minnesota, la clase heroica del reaganismo, se han pagado el
viaje hasta Barrow para aplicar unas máquinas de deshielo a las piscinas
naturales a las que, cada pocos minutos, salen las ballenas para
respirar. No es fácil mantener esos pequeños pozos abiertos en un lugar
en el que se hiela el aliento gracias a temperaturas de 30 grados bajo
cero. (...)
Un gigantesco helicóptero lanza de cuando en cuando un pilón de
cemento de cinco toneladas contra la capa de hielo, que este año se hizo
firme tres semanas antes de tiempo. Soltándolo a sólo dos metros de
altu ra para controlarlo, abre un agujero para que respiren los
mamíferos al tercer o cuarto golpe.
Un Hovercraft rompehielos no ha podido acercarse al lugar a pesar de
que ha sido arrastrado por helicópteros. Entonces se decidió solicitar
la ayuda de los soviéticos, que están por delante en tecnología de
rompehielos. Pero ha sido el esfuerzo humano el más efectivo.
Los esquimales cortando con sierras mecánicas círculos en el hielo
cada 50 metros, que sirven para que las ballenas salgan a respirar.
Desde que fueron descubiertas han avanzado unos cuatro kilómetros, bajo
la continua atención de veterinarios y biólogos que informan de su
estado de salud con más detalle que los médicos japoneses del agonizante
emperador Hirohito.
Cuando un esquimai cazador de otro tipo de ballenas llamado Roy
Ahgmaogak se encontró con las tres atrapadas en un pequeño agujero
helado, hubo gente en Barrow que abogó porque fueran cazadas y su carne
congelada. Pero tuvieron suerte porque los esquimales aprecian más la
carne de otra clase de ballenas y Ahgmaogak llamó a los biólogos." (El País, 26/10/1988)
Liberadas las dos ballenas que estaban atrapadas por el hielo en Alaska
"Los rompehielos soviéticos Hadimir Arseniev y Amiral Makarov
lograron en la tarde de ayer liberar a las dos ballenas grises que se
encontraban atrapadas por el hielo en Alaska desde hace tres semanas en
las cercanías de la localidad de Barrow.
Junto a los dos rompehielos soviéticos, ha trabajado para liberar a
las ballenas. Antes de la llegada de los dos buques soviéticos, un
equipo de norteamericanos acompañado por grupos de esquimales habían
estado trabajando para dejar libres a los dos mamíferos.
Las dos
ballenas liberadas, Putu y Siku, consiguieron llegar a aguas
abiertas unas cuatro horas después de que se eliminase el último
obstáculo que impedía su salida, según manifestó el teniente Mike
Haller, del servicio de guardacostas de Alaska." (El País, 27/10/1988) (Greenpeace)
No hay comentarios:
Publicar un comentario