"El vídeo, de apenas minuto y medio, no necesita demasiada explicación. Está grabado con un teléfono móvil desde el suelo de una guardería de La Estanzuela, un barrio al sur de Monterrey, capital del norteño Estado de Nuevo León.
La profesora, Martha Rivera Alanís, ha pedido a los críos que se tiren al suelo del aula porque en la calle se acaba de desatar una balacera tremenda entre dos grupos de sicarios. Los chavales, obedientes, han echado cuerpo a tierra, un gesto que ya se ensaya con la mayor naturalidad en muchos colegios mexicanos.
Frente al tableteo de las armas de alto poder, la profesora Martha ofrece serenas palabras de cariño: "No pasa nada, corazón, nada más pongan sus caritas en el piso, preciosos, aquí no va a pasar nada, nada más no levanten la cabeza...". (...)
Los niños obedecen. No se escucha ni un llanto. Pero el estruendo de los fusiles de asalto es cada vez más fuerte. La profesora propone entonces un juego: "¿Vamos a cantar una canción?".
Los chiquillos dicen que sí, y Martha Rivera Alanís -grábense su nombre, tiene muchísimos más arrestos que el más fiero de los sicarios- empieza a cantar con toda la serenidad del mundo: "Si las gotas de lluvia fueran de chocolate me encantaría estar ahí... ¿Quién quiere chocolate?". Los fusiles AK-47 pasan a segundo plano ante el "¡yo!" a coro que responden los críos..." (El País, 31/05/2011)
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