La violencia del narco de Acapulco
Algunas de sus fotos son estremecedoras, impublicables en nuestro mundo políticamente correcto, pero Berna nunca fotografía los rostros de las víctimas de la violencia, preserva su identidad porque no quiere “ser vocero de quienes siembran el dolor”.
Trata de cumplir con la obligación de informar y evitar el exceso sin escrúpulos. Como tantos mexicanos, Bernardino Hernández viene de la cultura del esfuerzo, de la escuela de la calle, le indigna que los jóvenes sean la carne de cañón del crimen organizado y entiende el fotoperiodismo como una trinchera para construir la paz, con obstinación y humor." (El País, blog América D. F., 20/04/2012)
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