9.22.2009

Los niños cruzan el Estrecho en balsas de plástico


Un guardia civil sujeta una balsa de juguete similar a la que usaron seis menores para intentar alcanzar las costas de Cádiz

"Los niños están apoyados en el coche, con las caras medio tapadas por las capuchas de las sudaderas que Daniel Iglesias, un miembro de la Cruz Roja, les ha proporcionado para entrar en calor. La mirada de los pequeños denota confusión y cansancio en la imagen que alguien les ha tomado con su teléfono móvil tras su llegada. Han logrado su objetivo, han completado seis de las siete millas y media (12 kilómetros) que separan las playas de Kasr El Seghir de Tarifa. Están vivos en tierras españolas. Daniel observa un saco de tela azul que los chicos traían en la barca, lo abre e inspecciona su interior: algo de ropa enrollada, agua, dátiles y unas cuantas chocolatinas de la marca Kinder Bueno. (...)

La escena ocurre pasadas las tres de la madrugada del martes 15. Unas horas antes, alguien, aún no se sabe quién, avisa desde un móvil al servicio de emergencias 112. Es la 1.13 minutos, según los registros de las llamadas de esa noche. La voz del hombre al otro lado del teléfono se pierde por momentos y la comunicación se corta en segundos. Pero le da tiempo a alertar sobre lo esencial: hay una patera al sur de la isla de Tarifa. La llamada -quizá el desconocido no lo sepa todavía- salvó la vida de los tripulantes de la embarcación: seis menores magrebíes que navegaban en una barca hinchable de juguete, de poco más de dos metros. (...)

Ya saben que se trata de una embarcación de juguete y eso no les sorprende demasiado. Han visto de todo: inmigrantes que trataban de llegar a España en colchonetas o en neumáticos, y embarcaciones como la que ahora tienen en pantalla. Ellos las llaman toys (juguetes, en inglés) o toisarás (en referencia a la marca Toys'r'us).

Pero cuando la patrullera Río Cedena de la Guardia Civil llega al lugar, sobre las dos y media de la mañana, los agentes, esta vez, ven algo que nunca han visto. Todos los tripulantes son niños, viajan sin adultos y salvo uno de ellos, que dice tener 16 años, los demás parecen muy pequeños.

"El mayor decía que tenía 16. Y el más pequeño 14, pero parecía que tuviera ocho o nueve años. Estaban bien. Sólo estaban muertos de frío. Llevaban remando más de seis horas con unas palas de madera, sin motor y con viento de costado", relata este empleado, de guardia aquella noche. "No decían nada. Sólo que tenían frío. Y de vez en cuando hablaban entre ellos. Estaban muy cansados", concluye Daniel.A partir de aquí, la historia de los menores rescatados el día 15 es todavía un misterio. " (El País, ed. Galicia, Sociedad, 21/09/2009, p. 36)

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